Como sabemos, el ozono es un componente natural de la atmósfera que se encuentra en los estratos en distintas concentraciones. Desarrolla un importante papel en el equilibrio ecológico y es asimismo utilizado como desinfectante en el tratamiento de piscinas. Absorbe la mayor parte de radiaciones ultravioletas del sol, con lo cual la desaparición de la capa de ozono implica una mayor agresividad de los rayos solares para el hombre.
La solubilidad del ozono en el agua es mayor que la del oxígeno y en las sales neutras o en las soluciones acuosas de ácido sulfúrico es mucho menos soluble que en agua, mientras que es soluble en cloroformo, en tetracloruro de carbono, en ácido acético, en anhídrido acético y en ácido propiónico.
Químicamente, el ozono es extremadamente reactivo, con un poder oxidante parecido al del oxígeno atómico. Por lo que se trata de una sustancia altamente tóxica.
Su acción desinfectante es debida a la acción de los peróxidos. El ozono médico utilizado es una mezcla de O2 y O3, por lo que la concentración es cincuenta veces menor que la del ozono de uso industrial.